jueves, 1 de junio de 2017

Referéndum leonés, la eterna trampa

La sociedad leonesa está desesperada. Cualquier cosa vale para agarrarse como un clavo ardiendo en busca de una esperanza nunca encontrada. Incluso el ascenso de un equipo deportivo se convierte en nada menos que una oportunidad de dinero y empleo. Pero ahora la clave es un referéndum para que León se constituya en comunidad autónoma. Ventilado por gran parte de los medios de comunicación de dicha provincia, como una opción o debate que existe en la calle. Algunos incluso realizaron reportajes al respecto e incluso votaciones populares a través de las redes sociales.

Desde este blog vamos a lanzar un análisis, y quizás las conclusiones sirvan también para que el leonesismo se replantee, en algunos sectores, si está yendo por el camino correcto centrándose en un mensaje monotemático.

¿QUIÉN PROPONE EL REFERÉNDUM AHORA?
La cosa del hipotético referéndum parte de unas declaraciones de los dos secretarios generales de los sindicatos mayoritarios en la provincia de León, UGT y CCOO. Ambos afirmaron que la salida más lógica para el problema económico leonés era una autonomía propia. Es decir, la generación de una autonomía leonesa parece ser el único medio para lograr un desarrollo económico. El estado debería otorgar presupuestos propios y exclusivos para León, que los gestionará según criterios propios. A esos presupuestos se sumaría el volumen de funcionariado generado, incluso reabsorbiendo el que ya existe como de la junta.
Todo hasta aquí es bonito y color de rosa. Pero volviendo a la pregunta ¿Quién propone el referéndum ahora? UGT, como sindicato, tanto a nivel provincial como a nivel autonómico guarda silencio. Es más, al secretario "regional" no le han gustado nada esas palabras. CC.OO. tiene exactamente la misma situación. Los aludidos, a preguntas de si lo proponen, reculan afirmando que son "reflexiones personales", solo Xosepe Vega parece ir un poco más allá al decir que "todo el mundo sabe lo que pienso". Por eso, en ambos sindicatos se consideran esas propuestas como "reflexiones personales que no representan necesariamente a los sindicatos" y no se consideran ni declaraciones oficiales ni postulados de las organizaciones laborales. Más tardíamente a estas "reflexiones", UGT vuelve a la carga con lo del "oeste" de la comunidad, si bien ese "oeste" incluye por razones desconocidas desde lo geográfico a Ávila. Eso sí, solo se habla desde lo económico, nada más. Del referéndum...ni pío. Por lo tanto a la pregunta cabe una única RESPUESTA: NADIE.

ESE REFERÉNDUM ¿QUÉ MARCO GEOGRÁFICO TIENE?
La inmensa mayoría de los leonesistas ya saben la respuesta de antemano: la provincia de León. Ni Zamora ni Salamanca. El pilar central del fracaso del discurso leonesista hasta el día de hoy ha sido su discurso territorial, no basado en un antiguo reino o una hipotética región, sino en una provincia concebida desde una ciudad que ignora todo aquello que queda fuera de su alcance.

Así, el leonesismo ha ignorado el leonés porque la presencia de dicho idioma en la capital y alrededores más cercanos se limita a un vocabulario y poco más. El leonesismo ha ignorado y bastante la realidad de la otra mitad de la provincia (léase Bierzo y alrededores) porque queda muy lejos, máxime cuando en los años 80 había que cruzar el Manzanal por unas carreteras deplorables. Solo la ejecución de la autovía que ha permitido ir de Ponferrada a León y viceversa en apenas 1 hora ha acercado realidades a un lado y otro del puerto. Háganlo extensible a cualquier fenómeno, rasgo, hecho, circunstancia o particularidad leonesa que se salga del radio de acción de la ciudad de León (45 km a la redonda) y obtendrán una respuesta clarificadora.
Es un concepto territorial metido hasta el tuétano incluso entre intelectuales que se dicen leonesistas. Veamos una tribuna de Julio Llamazares, de los poquísimos escritores leoneses reconocidos, de clara definición leonesista, lo que dice al respecto del hipotético referéndum:
El referéndum, esa palabra prohibida, regresa, pues, cíclicamente como deseo a una provincia esquilmada, desmoralizada y llena de problemas que cada vez está más convencida de que la solución a ellos pasa por desgajarse de una autonomía en la que fue integrada sin consultar a su población al respecto y a la que muchos de sus habitantes culpan de su actual situación de declive. Sea o no cierta esa percepción (muchos de los problemas de León, estructurales y de raíz histórica, sobrevivirían en cualquier situación que estuviese), lo cierto es que el mantra ha calado hondo en los leoneses hasta el punto de que cada vez son más los que, con la boca pequeña o grande, dependiendo de su independencia personal, reclaman un referéndum para decidir si quieren seguir en Castilla y León o desgajarse de ella al modo del Reino Unido de Europa. 
Por ello, ni siquiera una supuesta élite cultural leonesa es capaz tan siquiera de intuir o asumir que lo leonés va más allá de unas provincias trazadas en 1833. Si esa élite no es capaz ¿Por qué debería de entenderlo el resto de la sociedad?

LAS MOTIVACIONES DEL "REFERÉNDUM"
¿Cuál ha sido el argumento esgrimido por parte del leonesismo político durante décadas? Que a los leoneses se les roba de todo. Y eso es cierto. La gestión hecha por parte de la junta ha sido de políticas centralizadoras en todos los aspectos, desde la gestión administrativa hasta la sanitaria, pasando por las inversiones públicas. El resultado es que Valladolid, a pesar del declive del conjunto de la comunidad, es la única provincia que presenta balance positivo en más de 30 años de autonomía. Hasta ahí todo cierto. Sin embargo, el voto de los leoneses parece querer consolidar esta rutina ¿Razones? Si usted pregunta al entorno leonesista le hablarán de cainismo, de torpeza, de seguidismo o un millón más de términos para calificar un conjunto. En UPL todo se achaca a falta de proyección de su partido y a que no se les perdona errores del pasado, coletilla esta última machacada como excusa eterna.

El argumento económico tiene su efectividad, su gancho. Pero hasta un punto. El argumento de réplica, muy manido también, es que los leoneses no tienen capacidad de generar riqueza por sí mismos y que no se puede llorar como plañideras. Curiosamente, y por razones que no analizaremos ahora pero que tienen su base, en el leonés ha calado más un mensaje donde la culpa de absolutamente todo es de los leoneses sí o sí. Analicen esta tribuna emitida por una periodista del, cómo no, Diario de León, María Jesús Muñiz:
(...)Qué más quisiéramos los leoneses que estar en disposición de echar pulsos aquí y allá amenazando con quedarnos con lo nuestro. ¿Con qué? Significaría que tenemos recursos, estructuras, PIB, productividad, futuro, sectores, población (no mayoritariamente pensionista o inactiva), fortaleza. Capacidad para exigir el futuro de esta tierra o sacudirnos las sandalias de administraciones que nos asisten.
(...)
Es hora de dejar de rasgar vestiduras, históricas o noveladas, y mirar con realismo crítico hacia el interior. De tener tantas agallas como cerebro, más estrategias que pancartas. León tiene que exigir lo suyo desde dentro, no hay armas ni argumentos para quijotescas idioteces en solitario, pero sí para armar ejércitos que enarbolen y remuevan cortes y cámaras bajas y altas desde la inteligencia y el trabajo bien hecho. Ahí también falla el leonesismo de todas las fuerzas políticas con representación. Esta tierra necesita apuesta argumentada y exigente por encima del servilismo partidista. Hartos estamos de escuchar patrañas insultantes aquí y contemplar cervices gachas allá.
Las maniobras de distracción paleta no son inteligentes ni rentables. El futuro de León exige menos plañideras y más espíritus libres. La lucha se articula desde dentro de las instituciones y las estructuras. El leonesismo se proyecta, hoy más que nunca, desde el interior.
Al final, se acaba entendiendo el "leonesismo" no en su aspecto más amplio, sino en lo estrictamente económico, como si el marco territorial y las decisiones que conllevan fuera algo independiente y ajeno a la economía (o educación, o sanidad, o infraestructuras...). Y créanselo, insistimos, que este mensaje ha calado tan profundamente que se ha asumido como máxima entre, quizás, la mayoría de los leoneses. Pregunten, pregunten.

Las motivaciones economicistas forman parte de la reivindicación leonesista, pero no son su pilar central, o al menos no debería serlo, al contrario de lo que ha pasado hasta ahora ¿Y si mañana cambia el gobierno autonómico y empieza a invertir en suelo leonés? ¿Seguiría teniendo sentido la comunidad autónoma conjunta? El leonesismo no debe solicitar un referéndum por criterios económicos, porque son volubles y temporales, e incluso subjetivos. Siendo por ello fácilmente desmontables bien con un cambio de políticas o bien con una reinterpretación de la economía (véase el ejemplo anterior). El leonesismo tiene su existencia independiente de todo ello, es una defensa y fomento de la identidad leonesa en todos sus aspectos, que busca el mejor estado del bienestar para sus habitantes. No entender este principio de partida conlleva al fracaso del mensaje.

¿Y QUÉ HAN DICHO O HECHO LOS PARTIDOS POLÍTICOS?
Cada uno ha jugado sus cartas (que no todas las cartas) a su estilo. El PP considera "desafortunado" mezclar el 1 de mayo con un referéndum. No hacen falta aportar interpretaciones. El PSOE, la agrupación local leonesa (ni siquiera la provincial), dice que "ningún leonés de la calle le gusta estar en esta comunidad". Palabras que como ya es norma en el socialismo, encuentra su réplica interna diciendo que "es mejor echar al PP", silenciando décadas de complicidad y colaboración entre ambos para consolidar un marco autonómico a todas luces injusto. Ciudadanos guarda silencio, a fin de cuentas ellos están en contra de todas las autonomías, pero no del centralismo madrileño o vallisoletano, hablen con ellos y que se lo expliquen. Podemos, al igual que el PSOE, usa su eterno discurso de palabras encontradas donde afirman que prefieren hablar del derecho a decidir, que en el caso leonés es tremendamente ambiguo.

¿Y UPL? Pues se alegró del giro de los sindicatos. Y ya. Para UPL la cuestión de un referéndum es algo que se explota no solo en cada proceso electoral, sino que incluso lo ha presentado como proyecto ante pactos con otros partidos, léase 1995, 1999 o 2007, diciendo una y otra vez que la cosa iba en serio. Tan, pero tan en serio, que jamás se inició trámite alguno ¿Era creíble con Otero? ¿Con De Francisco? ¿Con Chamorro? ¿Con Sendino?

Los sindicatos, organizaciones que se suponen de izquierdas y solidarias con los oprimidos, se han mostrado en boca de sus máximos representantes (no los dos jefecillos leoneses) contrarios a dicho referéndum al considerar que los problemas leoneses parten de una situación de victimismo y no de capacidad de generar riqueza. El mismo discurso que la clase política dirigente que nos ha abocado al como estamos ahora. Toda una contradicción ideológica que sin embargo ha calado con fuerza no solo en el mundo sindical sino en general en la ideología de izquierdas, sea el partido que sea.

Y a pesar de esa marejadilla de aguas revueltas por un referéndum nunca propuesto, no hay ni un solo partido que haya cruzado o propuesto cruzar la delgada línea roja entre el titular fácil y la política seria. Ni uno. Ni siquiera UPL. Por ello, la RESPUESTA a la pregunta de inicio es simple: nada.

¿ES FACTIBLE UN REFERÉNDUM?
El sistema legal español es pobre y ambiguo al respecto. Para no perdernos en términos y leyes, lo explicaremos de un modo sencillo y entendible: alguien o algo debe proponer el referéndum. En el caso de una autonomía leonesa, que además debería ser triprovincial, debería ser propuesta cuanto menos de sus tres diputaciones. En segundo lugar, que dicha propuesta sea asumida por las cortes de Castilla y León, por cuanto afecta a su concepción territorial. Que las cortes lo aprueben. Luego, esa propuesta debe ser llevada al congreso para su votación. Y finalmente ser aprobado.

¿Complicado? El hecho fundamental de partida es la aprobación por parte de organismos públicos a iniciativa de uno o varios partidos, cosa a todas luces ahora mismo imposible en Zamora o Salamanca porque no hay representación leonesista en sus diputaciones. Los otros partidos deberían votar a favor (que no abstenerse, que tendría diferente valor), y con todo, superar el resto de barreras que quizás si se aprueban en las diputaciones, se supone estaría pactado su voto afirmativo en Madrid y Valladolid. Así, se entiende la importancia de la presencia de fuerzas políticas leonesistas en todos los foros políticos, cosa que UPL no llegó a comprender en otros comicios. Si ni tú crees en su importancia, no esperes que los demás lo hagan.

A diferencia del referéndum catalán, lo leonés no propone su independencia, no supone una ruptura con el marco territorial del estado, sino una reorganización del mismo, sustentado en el articulado que reconoce el derecho de territorios históricos en constituirse en comunidad autónoma, es decir, la constitución. Pero la percepción social no será desde luego esa, porque de ello se encargarán y bien los medios de comunicación, determinados de ellos. Ni qué decir tiene de que si no hay representación leonesista en Salamanca, y es exigua en Zamora y León, el votante del hipotético referéndum tendrá una posición cuanto menos escéptica de entrada. Otra cuestión es hacerlo solo de la provincia de León. Pero volvemos al problema de qué queremos dentro del leonesismo y cuál es el ámbito territorial leonés. Y pueden creerlo, amigos lectores, si decimos que en tal debate, de producirse con visos de referéndum cierto, el argumento central será el cuestionamiento incluso de la provincia leonesa.

Por ello, la RESPUESTA: ahora mismo, ni a medio plazo, no.

¿HUBO ALGUNA COMUNIDAD AUTÓNOMA CREADA POR REFERÉNDUM?
A veces se ha dicho que otras comunidades "eligieron" serlo. De un modo muy rápido: las comunidades autónomas se crean bien por la vía especial, que son las nacionalidades históricas (Galicia, Cataluña y País Vasco) porque durante la II República tenían su estatuto ya aprobado. A esa vía se añadió Andalucía a posteriori. Luego están las de vía lenta, que deben de aprobarse en votaciones de sus municipios y diputaciones para su propuesta (caso de Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha, etc.). Y finalmente están las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Un caso extremo fue Madrid, que bien merece un capítulo en los libros de historia.
Ahora bien, ni andaluces, ni gallegos, ni vascos ni catalanes votaron jamás su comunidad autónoma, sino unos estatutos ya creados, puesto que la comunidad como tal se daba por sentado. Fijémonos en el cartel anterior donde una "xunta de Galicia", organismo ya creado, pide votar a favor de un estatuto de autonomía ¿Y si los gallegos hubieran dicho no? A tal punto, que incluso muchas papeletas de voto solo disponían de la opción favorable ya impresa, o una casilla vacía donde, casi por inercia, obviamente o se ponía un sí o se dejaba en blanco. El caso andaluz es todavía más particular: Almería y Jaén rechazaron dicho estatuto, pero fueron incluidas tras unos vericuetos legales bastante retorcidos ¿Nos suena de algo? El resto de comunidades no tuvieron referéndum sino votaciones municipales o directamente sus diputaciones, donde se aprobaba o no.
Centrándonos de nuevo a la cuestión de partida, ninguna comunidad autónoma creo un referéndum para decidir sus ciudadanos si se constituían en como tales o no. Por lo tanto la RESPUESTA: NO.

¿SE PUEDE GANAR UN REFERÉNDUM?
Este blog está convencido de que a casi nadie se le había ocurrido esta pregunta, y es fundamental. Todo referéndum se supone que es una libre participación de los votantes donde deciden con un sí o un no (o en blanco) acerca de una o varias preguntas. Todo gobierno, llegado a ese momento clave, sabe cómo hacerlo para ganar. El truco es la pregunta. Recordemos el referéndum sobre la OTAN. Comenzó planteándose si España seguía en la OTAN o no. Era una promesa de Felipe González dentro de un Partido Socialista que tenía un pasado muy rebelde que poco a poco templaba gaitas ante una realidad demasiado contundente.
Por eso, salir de la OTAN, en mitad de los años 80 con un bloque soviético todavía muy activo, era cuanto menos una imprudencia geo política. Los asesores del momento propusieron que la pregunta no fuera "¿Quiere que España salga de la OTAN?", sino que lo plantearon bajo un juego dialéctico donde se explicaban tres puntos por los cuales era positivo seguir en la organización militar, y la pregunta final era en realidad una afirmación de lo anterior: "¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?".
Proceso similar se llevó a cabo en las votaciones de las autonomías, con un gobierno ya creado, unos partidos ya gobernantes que se habían repartido de antemano el poder y los cargos, y por supuestísimo un marco geográfico perfectamente definido en los despachos. Traspasemos un hipotético referéndum, que ya adelantamos que no es factible, con la situación socio política actual. Si usted fuera del PP, o del PSOE, o de IU, o de Podemos, o de Ciudadanos, o de cualquier otro partido no leonesista ¿Cómo redactaría la pregunta? Esta reflexió tendría cabida desde el punto de vista actual donde es el leonesismo quien lo propone, con un grado de representación política similar al actual e incluso mayor. Pero como vimos antes, si se quiere una movilización en todos los estamentos gubernamentales, o el leonesismo tiene una representación política fuerte o el resultado ya sabemos cuál será. Ganarlo, ahora mismo: NO.

EPÍLOGO
Para este blog hay cuestión que es clara: no se puede exigir nada si esa exigencia va de la mano de una tendencia ideológica cuyos partidos representativos no tienen apenas presencia institucional. Objetivamente es ridículo que se pida un referéndum cuando tu opción política apenas tiene un procurador y se limita a un concejal salido por los pelos incluso en la ciudad de León. A ello sumemos que en la teoría y en la práctica, el resto de formaciones no solo no apuestan por esa identidad leonesa sino que además pactan y colaboran para que no sea así.

El leonesismo es algo más que una idea política, pero no es la ridícula definición de diccionario: "amor o apego a lo leonés". Ese "amor", imposible cuantificar ni valorar objetivamente, puede ser esgrimido por los mismos que niegan ese derecho. El leonesismo debe dar un salto cualitativo que hasta la fecha no ha podido o no ha querido hacer: impregnar todas las capas sociales sin importar la visión política. De otro modo, el leonesismo se percibirá como algo sectorial, con consecuencias hasta la fecha más que vistas y comprobadas.



P.D.: Conchi Farto, La ex procuradora de UPL en Fuensaldaña nos envía una correo preguntando sobre la veracidad de unas afirmaciones acerca de supuestos insultos emitidos por Otero hacia su persona. Se han tachado los datos personales y el contenido exacto del mismo, por deseo expreso de ella.
Esto se publicó en esta entrada y citamos la parte:
(...) Todo desembocó en que Farto generó un odio y rechazo en el recién estrenado procurador Joaquín Otero que llegó a situaciones grotescas y ridículas: Otero se compró un perro de raza, hembra, a la que bautizó como Conchi. Cuando desobedecía tiraba de la correa y hacía chistes sobre que el comportamiento y las similitudes con Farto. Por haber, incluso en la propia sede se hicieron alguna que otra fotocopia con bromas sobre Farto y se contaban chistes de cuño propio acerca de la ex procuradora. Pero no solo eso: Otero no se ahorró en contar toda clase de anécdotas y hechos de la vida personal de Farto, desde unas aspiraciones a vida religiosa interrumpidas, pasando por unos supuestos actos de violencia de género hacia su marido.
Decir al respecto que las afirmaciones son absolutamente ciertas y corroborable por muchos afiliados a UPL de aquel entonces, estando seguro este blog que usted conocerá a unos cuantos que lo confirmen. Entienda que son cosas de la rumorología, públicas, pero rumorología, y cualquier intento de denuncia tiene poco recorrido. Al menos, ya lo sabe.