viernes, 1 de enero de 2021

Cómo la junta ha moldeado la ideología leonesista

Tras 40 años de autonomía y preautonomía de Castilla y León, es lógico y previsible que una configuración política, aun siendo de nuevo cuño, genere transformaciones mentales y sentimientos. Sin embargo, y hete aquí lo curioso, donde más trabajo se ha hecho en esta línea es precisamente en el territorio del País Leonés. Y todavía más curioso, ha moldeado hasta límites insospechados, los principios del leonesismo. Si usted está leyendo estas líneas muy probablemente habrá sufrido la manipulación dialéctica que desde la Junta y sus partidos promotores (PP, PSOE, CS, IU, Podemos...) se ha ido infiltrando cual tortura de la gota, en las neuronas de todos los leoneses de cualquier provincia y de un modo casi imperceptible ¿Está seguro de que no? Vamos a comprobarlo con dos grandes mitos que se han vendido por quienes mantener un status quo bien fijado con buenas remuneraciones entre sus serviles: el uno es el mito berciano. El otro, la no leonesidad de Zamora y Salamanca.

MITO 1: EL MITO BERCIANO, CREAR UN FANTASMA Y CREER EN SU EXISTENCIA

Es una constante desde los años 80 escuchar el mito berciano, el bercianismo, un sentimiento de identidad de una comarca que aspira nada menos que a ser provincia. Ensalzado desde la prensa a algunos políticos, pasando por redes sociales más recientemente donde, sin haber señal alguna de su existencia, en el leonesismo se ha planteado su supuesta realidad. El bercianismo nace (otra curiosidad más) como realidad política anterior al leonesismo político. El Partido del Bierzo (PB) fue el primer partido leonés fundado durante la democracia actual, un año antes que el Partido Regionalista del País Leonés (PREPAL), y ambas formaciones comparten una trayectoria muy similar, desde su escaso eco político, pasando por tener líderes absolutistas eternos y terminando por ser estos últimos agobiantes tribunistas de prensa.

El bercianismo logró desarrollar un seudo discurso identitario en base a mitos y aseveraciones tan discutibles como insostenibles en el tiempo. Cualquiera que revise las hemerotecas se encontrará con decenas de tribunas de opinión emitidas desde el bercianismo, levantando un claro discurso cada vez más agresivo a medida que el leonesismo político iba tomando fuerza. Tomen nota de algunos de los rasgos bercianos que se han ensalzado desde el bercianismo, en contraposición a lo que es León, que se entiende exclusivamente como la ciudad homónima y sus alrededores:

  • Los ríos bercianos no van al Duero sino al Miño.
  • Diferencias orográficas de ser de montaña frente a la "meseta castellana" de los leoneses, con frontera en el Puerto de Manzanal.
  • Clima "atlántico" frente al clima "mediterráneo" leonés.
  • Cultivo dominante de viñas y frutales frente al cereal leonés.
  • Idioma propio, el berciano, que se parece al gallego con rasgos del castellano.
  • Mayor PIB que León.
  • Mejores y más relaciones con Galicia que con León.
  • Fisionomía humana diferente a la leonesa, siendo esta última "espigada", propia de la meseta, frente a la berciana, rica en formas más redondeadas (esta cita se escribió en La Crónica de León tras ganar ese año una chica de Ponferrada el concurso de Miss León).

La lista sería muchísimo mayor, si bien todos caminaban (y caminan) por un similar derrotero: el concepto geográfico y la etnografía, algo que fue el discurso de partida de la comunidad de Castilla y León, vertebrada sobre cuencas fluviales y realidades orográficas. Hablamos de fines de los años 80 hasta bien entrado el siglo XXI. De fondo, el leonesismo seguía creciendo como hecho político, incluso en El Bierzo, donde casi roza el concejal en Ponferrada con la candidatura de Joaquín Otero.

Cómo no, ese discurso tuvo sus consecuencias. La primera es que se generó un debate inexistente en el conjunto de la sociedad leonesa sobre una supuesta realidad diferenciada berciana frente a una realidad leonesa. Se desarrolló el discurso de la dualidad, de la frontera en el Manzanal, de la diferencia etnográfica, orográfica y cultural. A pie de calle, y dentro de lo que entendemos ahora mismo como Bierzo, realmente el debate era casi nulo fuera de Ponferrada y su área periurbana, ciudad que todavía hoy sigue monopolizando este argumentario. Pero hablamos de la cuestión leonesa y había que acallarla de alguna manera. Llegó la presidencia de José María Aznar, y creó el Consejo Comarcal del Bierzo, siendo así la primera comarca con estatus legal reconocido. Su marco geográfico de partida para nada tenía que ver con El Bierzo tradicional ni la comarca histórica, sino con el partido judicial de Ponferrada, o ni siquiera. Lo cierto es que el alcalde de Benuza, municipio que es cabreirés (como Puente de Domingo Flórez), propuso que se denominara Consejo Comarcal del Bierzo y La Cabrera. posteriormente se incorporó incluso a Palacios del Sil, municipio ajeno al Partido Judicial de Ponferrada y al concepto de "Bierzo" bajo cualquier punto de vista. El Consejo Comarcal nació, creció y se desarrolló como se concibió, vacío y sin peso legal ni administrativo efectivo. 

Bercianismo y galleguismo

Pero el bercianismo cuenta con otro apoyo claro y ricamente financiado: el galleguismo. El bercianismo por definición odia (y no exageramos) todo lo que tenga que ver con lo leonés, y a la hora de buscar un rasgo fuerte frente a lo leonés uno de ellos es la cuestión idiomática. Para el bercianismo existe el hecho del "berciano", una "lengua" (entrecomillada porque nadie lo reconoce ni siquiera como hecho filológico) que es "de base gallega con abundantes castellanismos", y esa base es la que inclina la mirada hacia el occidente. Por supuesto, ni hablar del leonés, que es por geografía la que domina el espectro berciano. Cada año, representantes del Partido del Bierzo acudían los 25 de julio a Santiago a presentarse como invitados por el nacionalismo gallego en sus actos de reivindicación soberanista. Incluso pactaron un acuerdo de colaboración entre el BNG y el PB para lograr objetivos comunes. El pacto no valió para absolutamente nada en cuanto a resultados de inversiones logradas por los representantes nacionales del BNG, pero sí para estos úlitmos que podían aducir sin mentir que tenían en casi coalición a un partido berciano entre sus filas.

 

Porque el galleguismo, que siempre ha aspirado a la absorción territorial de las áreas limítrofes leonesas, ha aprovechado para desarrollar un discurso de galleguidad de lo berciano tomando de base una deformación lingüística con toques culturales y algún imaginativo argumento seudo histórico insostenible bajo cualquier análisis serio. En el imaginario bercianista cuaja y se aprovecha para marcar una senda propia. Porque no encuentra réplica. El leonesismo ha dejado en un cajón con polvo la cuestión lingüística, la revindicación histórica y la labor cultural, se ha centrado un agravio comparativo, y el precio a pagar es este y otros a mayores en el futuro.

En El Bierzo son decenas los colegios que enseñan gallego como materia optativa gracias al acuerdo entre la Xunta y la Junta en materia educativa. El beneficio es claro para la Junta, cubre gastos con materias optativas que paga directamente la Xunta, además de desarrollar un mito lingüístico que genera la buscada división frente a lo leonés. Para la Xunta también es claro, desarrolla una campaña de promoción del gallego y entronca culturalmente con lo berciano, a pesar de que la realidad lingüística gallega en El Bierzo es minoritaria frente al dominio geográfico del leonés en esta comarca. Para que nos hagamos una idea de la repercusión mediática que tiene el galleguismo en el Bierzo, aquí una foto de la presentación de un colectivo que pedía la integración de la comarca en Galicia. Obsérvense los componentes del colectivo y cuántos fotógrafos había. Todo esto, como es lógico, encaja también con el cuestionamiento de la leonesidad de El Bierzo. Porque la cuestión no es la enseñanza del gallego, sino por qué se enseña gallego.

La realidad política y social del bercianismo

Entre unos y otros, a los "no bercianos" les ha llegado el mensaje deformado de que existe un sentimiento de identidad muy desarrollado entre todos los bercianos. Tal hecho, como es lógico, debería de plasmarse en algo más que fotos de grupos ultraminoritarios. Quienes denuncien lo totalmente artificial del bercianismo son enseguida tachados de "leonesistas" (ojo al calificativo) y de que no admiten una "realidad sociológica incontestable". Tal "realidad" debería ser palpable y visible para todos que sin embargo no se hallan por parte alguna:

  • resultados electorales: salvo el momento de la fundación de Coalición por el Bierzo (CB), cuando el PB se juntó con gentes de Pedro Muñoz, el bercianismo obtuvo siempre resultados muy bajos en cuanto a concejales. CB desde luego que no es un partido bercianista al uso, es una amalgama de gentes rebotadas de diversos partidos y un grupo muy reducido y minoritario de bercianistas que ya eran exiguos tras su división previa desde el PB. Pedro Muñoz era y es todavía el referente y el que mueve todos esos votos y gentes. Pero este líder está ahora mismo en la cárcel por intento de asesinato de su mujer, con lo que la cosa cambiará, incluyendo sus resultados electorales. 
  • Peticiones oficiales: lo anterior no siempre es significativo si el partido que lo defiende no convence en su conjunto pero sí ese aspecto en concreto. De la idea del bercianismo y su provincia no hay ninguna clase de transversalidad ideológica en el resto del espectro ideológico. En la única moción presentada hasta la fecha pidiendo la provincia berciana, efectuada por Tarsicio Carballo en Ponferrada, solo encontró apoyo en el CB. El resto de formaciones votó o en contra o en blanco. Lo pasmoso del caso es que la petición era ser "provincia 10 de la comunidad de Castilla y León", marco autonómico que es cuestionado y rechazado por el propio bercianismo. Incongruencia e incoherencia llevadas a grado sumo, pero recordemos que el principio del bercianismo es el odio a lo leonés. Ni siquiera Podemos, otra formación que apoya hasta la reivindicación territorial más mínima, quiso sumar votos a la causa, todo lo contrario que con la leonesa que sí lo ha hecho en todos los municipios que ha podido, incluso impulsándola y hablando del derecho del pueblo leonés.
  • Digamos más todavía, siendo diputado provincial por CB en la Diputación de León, el propio Pedro Muñoz votó a favor del mantenimiento y defensa de las diputaciones como figura jurídica de ordenamiento, en un momento en que el catalanismo pedía su disolución.
  • Como colofón a todo ello ¿Conoce alguien alguna manifestación organizada específicamente para pedir la provincia berciana? Cuatro puntos que marcan la gran diferencia entre el mito y la realidad.

¿Y la antigua Provincia del Bierzo?

Dado que las cuestiones climáticas, orográficas, geográficas o culturales tienen más bien un efecto contrario a la reivindicación berciana, en los últimos tiempos ha querido cobrar más peso el argumentario histórico. Nos hallamos aquí de nuevo con una exageración de hechos que a la luz de cualquier investigación documental no resistirían ni un segundo de debate. Se resumiría este nuevo discurso en algo así: el hecho berciano se ha ido produciendo y desarrollando como una realidad histórica cuya culminación fue la creación de la Provincia del Bierzo.
Sería el único argumento histórico que realmente podría tener un mínimo de peso, si no fuera porque parte de algunos hechos históricos bastante cuestionables. Como tal y con esa denominación, nunca existió. Existió lo que se llamó la provincia de Villafranca, exactamente con ese nombre, con capital en Villafranca. La unión del concepto de "Bierzo" y esta provincia viene sustentada en un mapa de Tomás López donde se hace figurar el Partido Judicial de Ponferrada, al que añadió la frase "que suelen llamar regularmente provincia del Vierzo", fechado en 1786. Pero ese concepto de "provincia" se refiere al partido judicial, no a las provincias como tales. Ni tampoco se habla del Adelantamiento de León, territorio al que se adscribía esa provincia, otro dato histórico importante que se omite, ya que El Bierzo, bajo el marco geográfico que se quiera tomar, jamás se ha desligado de lo leonés en ningún momento de la historia.
 
Con todo, esa provincia de Villafranca, incluso asumiendo el término de "Bierzo", tuvo una duración muy efímera, apenas un año, tiempo durante el cual ni se consolidó como administración ni emitió orden alguna. Yendo más allá, nos hallamos con el problema añadido de que esa provincia incluiría comarcas como La Cabrera o incluso la gallega de Valdeorras y algunos pueblos lucenses. Y es El Bierzo el que debe integrarse en Galicia, y no partes de Galicia en el Bierzo ¿Vemos así la contradicción y el supremacismo del galleguismo?

El bercianismo ha asumido este concepto de provincia y lo ensalzó y exageró hasta límites de paroxismo. El que fuera secretario general del PB llegó a afirmar que El Bierzo era una "región de regiones", pues incluye una multitud de comarcas que jamás se identificaron como bercianas: Ancares, Ribas de Sil, Cabrera, Boeza, Somoza, Fornela... De este modo, vemos que el concepto de "Bierzo" es ambiguo y tergiversado en función de una mezcla de realidades políticas completamente ajenas a la realidad histórica y social. Y el actual Consejo Comarcal del Bierzo no es ni más ni menos que una institución creada desde Valladolid para acomodo de los intereses de Valladolid, no para los bercianos cuyo beneficio, traducido en competencias e inversiones, es nulo.

¿Y qué es realmente el bercianismo ahora mismo?

Usaremos palabras de los periodistas David Page e Iñaki de las Heras, que en su libro "Micronacionalismos" analizaron al bercianismo a través de su fundador, Tarsicio Carballo: "El bercianismo se ha descafeinado (...) la reivindicación original de un estatus provincial o autonómico para la comarca se ha quedado en la mera petición de mejores servicios". Es decir, algo prácticamente calcado a cualquier otra agrupación vecinal con tildado político que cada elección se presenta por un municipio. A estos mismos periodistas les pareció algo muy curioso el hecho de exista una comarca que pidiera la independencia de León, pero a la vez se sintieran diferentes de Valladolid, algo que tildó de "todo un juego de muñecas rusas". Para que se entienda: se acusa y repudia a quien no tiene ni competencias políticas para afectarte, pero a la vez se pide ser provincia para subrogarse a quien sí las tiene y promueve tu nefasta situación actual. Y eso, dice el bercianismo, es buscar el bien de los bercianos.

Si dos periodistas, con una simple entrevista y un somero análisis de las propuestas electorales de un partido, son capaces de llegar a una conclusión tan evidente ¿Por qué hay tantos, incluso dentro del leonesismo, que creen que hay poco menos que un verdadero movimiento secesionista que alcanza la mayoría poblacional en El Bierzo y que hay que "convencer" y "aceptar"? Pues así con todo lo que sigue.


MITO 2. LA "CASTELLANIDAD" DE ZAMORA Y SALAMANCA
Durante siglos, los territorios zamoranos y salmantinos, se han definido históricamente como pertenecientes al territorio leonés. Esto es algo indiscutible se mire por donde se mire. La creación de las comunidades autónomas tergiversó un hecho cuasi milenario en una nueva realidad donde lo leonés se afincaba exclusivamente en la provincia de León y, como vimos antes, no toda entera. La adscripción a lo castellano de Zamora y Salamanca es nula o casi inexistente,  es un dato bastante real plasmado desde las encuestas sociológicas que se lleva haciendo, incluso las financiadas por la junta.  
 
La dilución, mucho mejor, el silenciamiento del sentimiento leonés en estas provincias nace, precisamente, desde la creación de las provincias y el desarrollo de un concepto identitario provincial y no supraprovincial.
  • Las provincias adquieren el rango de identidad. Un burgalés es castellano, pero siempre se definirá primero como burgalés y luego español, relegando lo castellano a un concepto de regionalidad secundario. En cualquier otra provincia de la comunidad el resultado será similar. La consecuencia es que un zamorano es de Zamora y un salmantino de Salamanca. Y un leonés, de León, que en este último adquiere consistencia de identidad histórica por símil nominal.
  • El mensaje político leonesista es en esencia centralista y provincial. Lo pueden negar o cuestionar quien quiera, pero es algo que llevamos denunciando en este blog desde nuestros inicios. Se debe a esa asimilación de lo provincial a la identidad, mezclándose lo uno con lo otro cuando son elementos totalmente ajenos y hasta contradictorios.  
  • Herencia de esto es un leonesismo que ha ceñido su discurso en la práctica a la provincia y las necesidades de su capital provincial, con clara dejación al resto. De ahí nace parte del discurso bercianista, pero también de la indiferencia salmantina y zamorana ¿Qué sentido tendría una autonomía leonesa si la capital pasa de Valladolid a León? El beneficio, a pie de calle y si no se dice nada más, es nulo. El sentmiento e idnetidad pasa a un muy lejano lugar. No se puede pedir a un ciudadano de Béjar que apoye algo cuyo sostén ideológico ignora su realidad y menos aún cuando aparentemente no le aporta nada. 

Salamanca, ejemplo del desarrollo provincianista

Desde algunas voces del leonesismo se aduce que cuando se inició el proceso autonómico, Zamora y Salamanca se opusieron. En verdad lo que hicieron fue guardar silencio, que no es lo mismo que oponerse. Un silencio desde unas diputaciones amordazadas políticamente, exactamente igual que en cualquier otra institución de la provincia de León. Aquí cabrá recordar la obra de David  Díez Llamas El Proceso Autonómico Leonés, donde recoge todas las cacicadas que se hicieron desde todos los partidos para que la cuestión leonesa se silenciara. A la inmadurez del movimiento leonesista político se le sumó un casi nulo discurso identitario. Lo poco que se desarrollaba se hacía desde las casas regionales, que no eran regionales sino realmente provinciales. En Madrid había Casa de León, pero también Casa de Zamora, y de Salamanca. Nadie se imagina una Casa de Lugo o de Pontevedra yendo por separado pero sí una Casa de Galicia. La exaltación del hecho provincial se trasvasó a las diputaciones y sus labores culturales, y eso también se recoge hoy día, calando hasta el tuétano la identificación de la provincia como elemento identitario.

¿Y cómo asume la junta y sus colaboradores ese hecho y lo convierten en conciencia castellana o castellanoleonesa? Baste por ejemplo echar un vistazo a la página de la Diputación de Salamanca en su área de cultura, para descubrir que su objetivo es "potenciar la cultura charra", y por extensión, y aquí lo grave, su pertenencia a Castilla y León. En su Instituto de las Identidades, podemos ver algunas de las publicaciones que se ofrecen, cobrando especial relevancia las publicaciones digitales. Y todas las obras que se ofrecen llevan el título de Castilla y León. Como se ve, todas tienen un marco territorial claro, Castilla y León. El símil salmantino = castellanoleonés = castellano es fácil y muy rápido de hacer.

Este trabajo de convencimiento desde lo cultural es una labor que lleva desarrollando la junta desde casi sus inicios, a través de sus múltiples fundaciones. No hace falta ni siquiera mentir o falsear datos (aunque lo hace), se puede perfectamente presentar un ramo leonés como un elemento cultural de una parte del territorio "castellanoleonés". No se niega lo leonés, sencillamente se asimila. El discurso es simple, efectista y con consecuencias más que claras en el tiempo. 

Pero esto no se hizo ni se hace solo desde Salamanca, o incluso a veces desde Zamora, sino desde la propia Diputación Provincial de León. Su máxima expresión, la revista Tierras de León, focaliza todos sus esfuerzos de difusión cultural exclusivamente en la provincia leonesa. Diríamos incluso que solo en una parte de la provincia leonesa, pues si hacemos un ratio de publicaciones que hagan citación a La Cabrera, Laciana, El Bierzo, Fornela, Babia, Ancares, etc. veremos que representan muy poco a pesar de su riqueza etnográfica e histórica, frente a cualquier otro punto de la provincia.

La pobreza ideológica del leonesismo debido a su carácter netamente pueril (entendido como juvenil)  hace que las cosas no se vean ni en perspectiva ni con la trascendencia que merecen los hechos. No ha superado ni quiere superar el victimismo. no plantea alternativas ni dibuja una hipotética comunidad autónoma leonesa que no sea trasladar y cambiar de bandera las administraciones preexistentes. Y esto, de nuevo hay que volver a remarcarlo, se ve y piensa en Zamora y Salamanca. 

EL RESULTADO: UNA PROPUESTA PROVINCIALISTA INVEROSÍMIL

El viernes 20 de diciembre un grupo de personas, calificadas por la prensa como "intelectuales" del leonesismo, y bajo la designación de Iniciativa Autonómica Leonesa, presentan un proyecto para constituir una autonomía leonesa. Sus componentes son: Javier Lago (doctor en Economía y profesor de la ULE) que es el coordinador, Javier Callado (veterinario e investigador), José Luis Prieto (psicólogo y docente en la UNED), y Santiago Asenjo (profesor de la ULE). Como nombres con una formación curricular al menos de respeto, tres de ellos profesores universitarios, debería de esperarse algo serio y meditado.

El documento (ver aquí) parte de una voluntad de crear una autonomía de la "Región Leonesa", entendida esta como las tres provincias. Añaden el deseo de desarrollar propuestas en múltiples materias para lograr ese objetivo. Hasta aquí la cosa apunta bien, pero ya en el punto de "Estrategia" se advierte la nula voluntad de tal deseo práctico: aseveran que las iniciativas autonómicas parten de las provincias (asumen así la igualdad identidad=provincia), algo que es muy discutible, pues o se conformaron bajo realidades históricas (Cataluña, Andalucía, Galicia, Aragón, etc.) o bien lo hicieron por criterios puramente geográficos (Cantabria, La Rioja) mezclándose de por medio toda suerte de malabarismos dialécticos y legales, siempre desde despachos madrileños. Se ahonda y profundiza más en la asimilación de la provincia de León a partir del punto 2 cuando habla del "Marco Territorial", aduciendo que se inició una petición oficial tal que un 27 de diciembre por el Ayuntamiento de León. Es a partir de este párrafo cuando la mención a las otras provincias leonesas desaparece para solo citarlas como posibles miembros en el futuro y cómo quedarían repartidas territorialmente y en cuanto a número de consejeros. De modo muy resumido, se afirma lo siguiente:

  • Proponen una autonomía leonesa uniprovincial con dos departamentos, uno el leonés al que llama "Tierras de León" y otro el berciano que llaman "El Bierzo", configurado este último según el territorio del actual Consejo Comarcal del Bierzo o incluso más extensión, pues dejan abierta la posibilidad de que se incluyan en el mismo los municipios que así lo deseen.
  • La capitalidad residirá en León, ciudad que por tradición histórica le corresponde.
  • El cuerpo administrativo será un traspaso de los existentes desde la junta a la nueva comunidad, lo mismo que los de la diputación, por lo que se evitará una duplicidad de funcionarios y se ahorrará en costes.
  • En principio no se cuenta con Salamanca ni Zamora, pero se deja la puerta abierta "para que se sumen" bajo una clara voluntad democrática.

De las bondades de una autonomía uniprovincial no han escatimado recursos para defenderla, incluso aduciendo que las autonomías uniprovinciales van mejor económicamente, hecho que a poco que se consulten los datos económicos de los últimos 20 años vemos que es rotundamente falso y que requieren verse con perspectiva más amplia. Incluso colgaron un vídeo en Youtube con sus datos:

Es un argumentario muy fácil de replicar a poco que se quiera investigar el cómo se configura una comunidad autónoma, incluyendo las uniprovinciales:

  • La provincia de León NO cumple el principio establecido en la constitución de ser región o nacionalidad histórica. Lo cumple junto a Salamanca o Zamora (nacionalidad histórica), pero sola no. Pero ¿Y qué pasó con Santander y Logroño? lo lograron por su carácter geográfico. Santander era (es) la montaña de Castilla, y su geografía responde a una realidad diferenciada al resto de Castilla y su submeseta norte. El caso logroñés es prácticamente idéntico, separada de Soria y en menor proporción de Burgos por unas elevaciones montañosas que la configuran hacia la cuenca del Ebro y no del Duero, como en Cantabria. Esos fueron los criterios y no otros, cuencas hidrográficas y disposición orográfica, añadiéndose al asunto toda suerte de malabarismos dialécticos y argumentativos más o menos imaginativos. Incluso Asturias fue planteada como una provincia más dentro de Castilla, algo que contó con las simpatías del gijonés Santiago Carrillo y de gran parte del PCE recién legalizado entonces. El factor geográfico y el peso económico de la minería sumada a la leonesa, impideron tal locura. Es decir, para romper la concepción geográfica debe romperse desde la división histórica, y no desde modelos uniprovinciales.
  • El siguien punto es que afirman que se quiere dividir la provincia en dos departamentos. Puede dividirse cualquier ente provincial en tantos organismos como se desee siempre y cuando se supediten al marco provincial, que es el legalmente establecido, de nuevo, por la constitución. Pero resulta interesante que tal marco administrativo se componga de un elemento berciano que como vimos antes es una delimitación marcada exclusivamente por la junta y no responde a modelo alguno, ni geográfico, ni histórico. Afirmar que se deja la puerta abierta a que entren o salgan municipios a placer suena a un modelo territorial casi idílico y sin respuesta práctica alguna.
  • El tercer punto erróneo es el trasvase de funcionariado, aduciéndose, para convencimiento de esos que están en contra de las comunidades autónomas, que no supondrá más funcionarios. En el proyecto se explica que será en esencia un traspaso de funcionarios existentes de la junta a la nueva comunidad. Mientras que la diputación se convierte en el órgano de gestión autonómico. Esto era válido cuando comenzaron las comunidades y estas no tenían casi competencias. Pero ya no es tan simple, hay competencias de las que no dispone una diputación (sanidad, educación, justicia...). Muchos de esos funcionarios ni siquiera están en León sino en Valladolid. Toda nueva comunidad, sí o sí, requiere más funcionarios, sea como sea.
  • Del anterior punto surge un cuarto punto equivocado: no se puede decir que se deja la puerta abierta a Zamora y Salamanca cuando se propone una autonomía uniprovincial porque la diputación desaparece. Pero si se incorporan, cada provincia debe contar sí o sí con una diputación porque así consta también en el ordenamiento jurídico español. Es decir, se re-crearía de nuevo esta. Todo un caos organizativo por mal planteamiento inicial.
  • Hay otro factor que es más claro aún: el melón autonómico, si se abre alguna vez, desde luego que será muy momentáneo y muy controlado desde Madrid. Y si con todo, y siendo tremendamente hipotéticos, se creara esa autonomía uniprovincial ¿Cómo se podría dejar la puerta abierta? Debería de haber un trabajo detrás muy grande para volver a mover algo que costó tantísimo abrir. La experiencia de múltiples lugares nos dice que oportunidades hay muy pocas, y que cuando se renuncia a algo, suele ser para siempre. 

Hay otra razón más política que este blog ya dijo en sus dos entradas previas sobre el PSOE: este partido ha hecho un claro discurso leonesista con un marco territorial muy claro, las tres provincias. Al menos así lo dice el líder de ese discurso, el actual alcalde leonés José Antonio Díez. El PSOE, volvemos a repetir, es un partido muy experto en sumarse en causas reivindicativas que tengan peso social considerable como para asumirlo en su decálogo ideológico, no sin cierta reelaboración. La causa de la autonomía del "Reino de León" (obsérvese que no dicen "Región Leonesa") se asume, pero no la supuesta causa berciana ni la castellanidad de Salamanca o Zamora, provincia esta última donde varias voces de la ejecutiva hablaron y hablan de una identidad leonesa, incluyendo el actual secretario general de Juventudes Socialistas. .

 ¿EXISTE AHORA MISMO UN CALDO PROPICIO QUE PERMITA LA AUTONOMÍA?

Habría que empezar por esto y no la casa por el tejado, si hay algún signo visible de que existe tal posibilidad. Si partimos de la voluntad política de los otros partidos, y a excepción de los casos puntuales y a título particular que se plasman en votaciones de pueblos y ayuntamientos, los partidos españoles se muestran totalmente contrarios a un proceso autonómico leonés. Ni siquiera el PSOE, en su claro juego ambivalente de discursos entre leonesistas y pro Castilla y León, deja puerta abierta a nada. Recomendamos volver a leer nuestra última entrada al respecto del socialismo y su fagocitosis del leonesismo. De ahí que quiera asumir el discurso, pero no para lograr como objetivo la autonomía, sino para consolidar un espectro electoral. Véase experiencia catalana.

Así que nos queda UPL. Ni qué decir las veces que hemos explicado en este blog que bajo dichas siglas el leonesismo camina entre el despiste y la pereza, entre la desidia y la dejadez, entre el no saber y el no querer. Baste esta reflexión: para que se proceda a constituir una comunidad autónoma, debería de ser formulada dicha petición en primera instancia por la diputación correspondiente. Incluso fijándonos exclusivamente en la diputación leonesa, ese hecho ni está ni se espera. En otras circunstancias podríamos decir que el rodillo clásico de los partidos estatales se aplica. Pero en esta legislatura no.

El pacto entre UPL y el PSOE para gobernar la Diputación de León se plasmó en una lista de digamos "buenas intenciones" donde ni un solo punto plantea presupuestos ni plazos de ejecución. Desde luego que la autonomía leonesa no está en ninguno de ellos, con plazos o sin ellos. El gran beneficiado es Matías Llorente, quien se supone que representa los intereses de UPL por ser su diputado. Ese beneficio estriba en lo que de verdad suponen los diputados provinciales, que es la capacidad de obtener y repartir fondos de inversión de la Diputación a los distintos pueblos. Y Llorente, siendo diputado y además parte beneficiada por ser alcalde de Cabreros del Río, tiene así a su merced todos los presupuestos para gastar y designar a su interés personal y de sus simpatizantes. Y no, la cuestión de la autonomía leonesa no está ni siquiera encima de la mesa para Llorente ni por lo tanto para UPL. Aquí las palabras que dijo al respecto en una entrevista:
Solo exigí dos cosas: una era la conectividad, que está saliendo adelante, y la transformación de los regadíos. El resto de lo que hay en el pacto va más al desarrollo de la capital que al desarrollo de la provincia. No tengo ningún tipo de problema. Nadie me ha dicho nada en los servicios que llevo y nada más. Soy y siempre he sido de esta provincia, así de claro.

En cualquier otro partido, ser llave y clave de un gobierno provincial, sería herramienta de presión para lograr metas. Una muy sencilla sería plantear un órgano de coordinación entre las tres diputaciones leonesas, escalafón previo a un marco autonómico leonés previo. Estas cosas se escapan en UPL ¿Realmente en UPL quieren la autonomía o solo pervivir bajo el status quo actual? ¿Saben qué pasos legales hay que llevar a cabo? Preguntas que encuentran el silencio como respuesta.

¿Es viable eso de un consorcio de diputaciones leonesas?

Se le escapará a la UPL, pero en el PP durante un tiempo lo vieron como una oportunidad de lograr financiación y fondos ante un territorio claramente en decadencia como es el País Leonés, o como dicen en Valladolid, el oeste de la comunidad.

 
Se convirtió en realidad en otro tiempo, con un gobierno popular y sin necesidad de presiones del leonesismo por detrás. La intención no era evidentemente crear un organismo supraprovincial, pero sí que reflejaba que en las tres provincias existe una situación socioeconómica similar que bien se pudo aprovechar para desarrollar el discurso leonesista. La iniciativa quedó en agua de borrajas, no porque no fuera buena o porque no se pudiera desarrollar, sino por las presiones dentro del PP. La dirección de Valladolid, cortó en seco el proyecto por todo lo que ello implicaría en el tiempo ¿Nos imaginamos hablando de que las provincias de León, Zamora y Salamanca buscan fondos FEDER conjuntos? ¿Cómo creemos que se acabaría resumiendo en prensa el nombre de las tres provincias? 
 
Ya en su momento, UPL, casi mejor dicho, Conceyu Xoven, ofreció una propuesta llamada NUTS-2, que permitía a las regiones europeas solicitar ayudas directas desde Europa. El criterio de la UE es claro: deben ser regiones tradicionales o marcos administrativos constituidos como tales, y cuyos niveles de renta sean inferiores al 80% de la media europea. Y el territorio de Salamanca, Zamora y León lo cumplía. Adivinen quiénes se subieron al carro y lo diluyeron hasta ridiculizarlo con la petición de incluir a Ávila. Sí, el PSOE, el partido que quiere ser salvapatrias cazurro.

Y como colofón final a la nula intención que hay de dar pasos en sentido alguno, salvo dejar todo como está ahora o peor, es que ni siquiera el pacto firmado entre PP, PSOE, Cs y Podemos para relanzar la comunidad autónoma tal que un 17 de junio, no se ha llevado a cabo absolutamente nada.

¿SON INÚTILES TODAS ESAS MOCIONES PIDIENDO LA AUTONOMÍA?
Rotundamente no. Jurídicamente carecen de validez alguna, habida cuenta de que ya pasaron más de seis meses desde la primera iniciada por el ayuntamiento de León, incluso considerando una hipotética moratoria por el estado de alarma de la pandemia. Pero en otros aspectos tienen un peso incuestionable. El primero es político, hablamos de que concejales de absolutamente todas las formaciones, incluyendo las más conservadoras y reacias a las cuestiones identitarias como VOX o Cs, han votado a favor de las mismas. Incluso CB, partido tan "bercianista", votó a favor en Torre del Bierzo, aunque en este caso hay más cuestiones de fondo que no viene al caso explicar ahora. El segundo es la transversalidad de las mismas, pues al representar absolutamente a todo el espectro ideológico de la provincia de León, y esto incluye también al bercianismo pues este desde luego que no se siente cómodo en esta comunidad, indica que el sentimiento de una autonomía leonesa y una desafección hacia la actual ubicación es muy mayoritaria. La tercera es, claro está, un hipotético debate que flota en el ambiente sin ser necesariamente el tema central. Es innegable que pocos o ningún argumento puede aducirse desde Valladolid a la cuestión leonesa, incluso llevado a lo triprovincial. Que León tenga una mecha más encendida no significa que en Salamanca o Zamora no exista el pulso, y lo cierto es que en ambas provincias ya se han presentado y aprobado por partidos totalmente ajenos al leonesismo. Solo un toque de queda muy serio impide un desarrollo mayor.
Volvemos a repetir que el leonesismo político ha hecho un nulo trabajo en pro del fomento de la identidad leonesa no solo fuera del entorno de una ciudad, sino también fuera del entorno provincial, bien por desidia, ignorancia, o simplemente por dejarse llevar por una deformación de la realidad que la junta ha promovido, promocionado y vendido (nunca mejor dicho) hasta límites inimaginables. Es un trabajo que ha recaído en el entorno asociativo, cultural e iniciativas particulares, con un cada vez más exiguo apoyo económico. 

Un dato que invita a la reflexión: si bien la Cátedra de Estudios Leoneses, entidad adscrita a la Universidad de León, fue una propuesta de UPL en las cortes de la junta para fomentar la cultura leonesa, dicha propuesta no indicaba específicamente un marco territorial. En su web, dentro de la sección "institucional" se indica lo siguiente:

La Cátedra de Estudios Leoneses (CELe) se crea en la Universidad de León (ULE) como una cátedra extraordinaria de tipo institucional y el reglamento por el que se rige se aprueba en sesión de su Consejo de Gobierno del 19 de diciembre de 2017. La ULE cuenta para su desarrollo con una subvención de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León recogida en una orden del 13 de noviembre de 2017.

La Cátedra tendrá por objeto el análisis, la investigación, la docencia y la difusión de los aspectos específicos de la cultura en el ámbito leonés desde todos los puntos de vista que se estimen relevantes.

En ningún lugar se habla de "región leonesa", ni "país leonés" o "reino de león". Ni siquiera se citan marcos provinciales o territoriales. Absolutamente nada. Pero si seguimos leyendo el subapartado anterior apreciamos una cita más interesante todavía: "La Cátedra de Estudios Leoneses actuará en áreas académicas como la lengua, la literatura, la historia, el patrimonio, la antropología, la geografía, la economía, la educación y, en general, todas las que puedan englobarse bajo una denominación amplia del término cultura leonesa". Si vamos a la sección "bibliografía" nos encontramos con el hecho de que hay miles de títulos de obras de esas materias de las tres provincias, incluso con títulos que poco o nada tienen que ver en principio con la cultura leonesa más allá de una relación geográfica. Eso ya es un paso. Que sea temporal o definitivo depende de la trascendencia en el tiempo que tenga esta institución.

Y...¿Alguien recuerda a este señor, de dónde era y lo que dijo sobre su sentmiento territorial? Hagan memoria esos leonesistas que tanto gustan compartir en redes de todo pero que enseguida olvidan.


EPÍLOGO: NO, TODAVÍA NO ES EL MOMENTO. TODAVÍA.
por mucho que se quiera, para la autonomía leonesa queda mucho camino por recorrer. Es muy difícil combatir un adoctrinamiento financiado con millones de euros frente a las pequeñas iniciativas, siempre desde lo privado, que luchen contra ello. Si alguien cree que mociones aprobadas en municipios y pedanías vale para algo, se equivoca. Confirma un sentimiento, pero no un objetivo político ni legal. Confirma una transversalidad ideológica que va más allá de siglas y tendencias. Pero no son pasos, sino pilares de partida. Para ello, han sido necesario 40 años de dejadez absoluta. Tiempo durante el cual el leonesismo ha sabido focalizar un discurso efectista y contundente como es el agravio comparativo y la destrucción económica, pero que también es fácil de revertir a poco que se hagan inversiones significativas desde Pucela. El leonesismo tiene ir mucho más allá de eso, debe reclamar sus señas de identidad y un modelo organizativo propio no basado en provincias ni en divisiones comarcales hechas desde Pucela como si fuéramos una ex colonia africana. Hasta la fecha, todo esto apenas ha tenido trabajo de fondo frente a lo primero. 40 años más no serían nada si se va por el camino correcto.
Fijémonos en las palabras de Carles Mulet, senador de Compromís y político bastante implicado en cuestiones leonesas: "pensamos que el leonesismo tiene todavía mucho camino por recorrer". Hasta un senador de Castellón es capaz de verlo. Los que se intitulan como "leonesistas" no lo comprenden, creen que todo es ya la última oportunidad, que no hay más que eso que están viendo y viviendo.

El reduccionismo territorial que se ha planteado recientemente, y que algunos frentes del leonesismo han abrazado como única esperanza, es la constatación del modelaje ideológico que se ha llevado a cabo desde la junta y que ha reconfigurado por completo el discurso leonesista. No es un modelaje vallisoletano, sino previo, ya desde el franquismo. Hasta la llegada del régimen fascista, lo leonés era siempre las tres provincias, y un ejemplo más que palmario fue el concurso de Miss Región Leonesa, cuya última ganadora fue una mujer de Salamanca. El franquismo destruyó todo movimiento regional supraprovincial por terror hacia los nacionalismos como el catalán o vasco, promoviendo en contra un concepto binomial de provincia y nación (España). Concepto que caló y de qué modo en las provincias leonesas.

El actual modelo, que no gobierno, autonómico de Castilla y León busca consolidar lo provincial y asumir lo "nacionalidad" a la comunidad autónoma. El paralelismo es tan evidente que incluso la capitalidad vallisoletana es un calco del modelo centralista madrileño. Si usted, amigo lector que se considera leonesista, lo quiere o no ver es su problema, pero los hechos son innegables.

Tengan casi todos un feliz 2021.