Sí, amigos y amigas. Los leoneses, en nuestro rico patrimonio cultural, tenemos un nuevo idioma. Prepárate Pardo porque tu leonés es de lo más lamentable comparado con este idioma que, afortunadamente, yo os voy a desvelar por completo en su gramática con ejemplos y todo.
De entrada: ¿qué idioma es? no es castellano, no es leonés, no es caló, ni el chino de los bazares. Es...el upelés.
Sus orígenes se remontan en la noche de los tiempos, más concretamente a los años 90 del siglo XX. Son muchos los filólogos que dicen que no es un idioma sino un dialecto ampliamente extendido entre la sociedad leonesa y especialmente entre nuestros políticos en cuanto toman un cargo. Yo sostengo que tiene suficientes rasgos distintivos como para ser un idioma, y me acojo a la definición que hace de "idioma" la wikipedia, la otra alternativa a la llionpedia.
Para empezar es practicado por una comunidad humana, no muy numerosa, pero con amplias simpatías entre la sociedad leonesa. Se caracteriza por presentar una serie de rasgos propios identificativos, tanto de gestos como de palabras, que lo hacen único y diferente a los demás. A ello añadiremos la amplísima literatura, obras teatrales y otros hechos escritos que le otorgan relevancia histórica a pesar de su relativa breve historia.
Es un idioma que está gozando de amplia presencia mediática, mayor que la que quisiera el Gancedo para el leonés, e incluso comienza a haber nuevos escritores y hablantes de esta particular lengua. Se caracteriza por rasgos muy simples pero plenamente identificativos, a saber:
de entrada nada de lo que se dice y se afirma se mantienen en el tiempo. Si, por ejemplo, citando una frase completamente al azar, se dice que el PSOE utiliza un falso leonesismo para captar votos de UPL, después se pacta con ellos y se afirma que lo que se hace es remar en la misma dirección. Si una persona es mala, traidora, engañosa, que ha llevado a la ruina a un colectivo de personas por sus actos y palabras, es perfectamente posible que con el tiempo no solo ya no lo sea sino que se convierta en todo lo contrario y hasta puede volver a ser admitido en su antigua comunidad incluso si ya ha formado otra que ha entrado en guerra con la primera. Si otra persona es culpable de todos los delitos habidos y por haber, si es más dañino que el cianuro en la sopa y es un grave daño para un colectivo humano por promover o escribir cosas que no agradan pero son de lógica en la comunidad, es echado y defenestrado aunque un juzgado diga lo contrario, para luego hablar de él en pasado y diciendo que no su maldad no era para tanto. Si se clama a la constitución como máximo exponente de libertades pero se expulsa a un miembro de la comunidad y la justicia dice que es anticonstitucional, no importa porque estos hablantes seguirán diciendo que la constitución no importa y sí su opinión particular.
Otro rasgo que lo distingue es el uso de dos palabras machaconamente (Pucela y Castilla) mientras se conjugan insistentemente verbos como "marginar", "defenestrar", "robar", "estafar", engañar", y otras palabras que lo acompañen como "referendum", "libertad", "voz", junto a negaciones y afirmaciones varias en pro de la comunidad que representan. Algunas subvariantes incluyen términos despectivos y defenestrantes que no hacen sino reforzar sus posiciones aun cuando caigan en el error propio. Y es que a esta comunidad le gusta hablar de ello pero jamás se ha visto a ninguno de sus hablantes ejercitar tales verbos.
Hay grandes escritores en esta lengua. Por ejemplo Luis Herrero Rubinat, que elevó a la sublimación la palabra "Valladolid" durante sus años como diputado en la diputación de León. Joaquín Otero, famoso rapsoda berciano, ha sabido utilizar como nadie la sintaxis cambiante y opositoria del upelés en todos los ámbitos donde ha tenido cabida. Otro escritor, con poca literatura escrita y sí mucha oral, es Melchor Moreno, donde destacaría su brillante obra llamada "Caja España": en ella demostró que el uso de la sintaxis contraria donde pidió que las sedes estuvieran en León (entiéndase provincia de) y ahora pide para Zamora "algo". La misma brillantez la demuestra Javier Chamorro en el uso de la sintaxis upeliana donde no ha tenido reparos en demostrar "asco y desprecio" por la llionpedia calificándola de nazi, pero a la vez mostrar simpatía y comprensión por la bandera franquista pues ambos regímenes son completamente diferentes y para nada fueron aliados ni simpatizantes o comulgantes en muchos de sus principios. Por último uno de los veteranos de la literatura upeliana, José María Rodríguez de Francisco, padre de las letras upelianas, que ha usado magistralmente la sintaxis y gramática upeliana como nadie. Léase la época en que Pardo era un "pequeño mussolini" y ahora es "un verdadero leonesista".