jueves, 13 de mayo de 2010

Mentiroso compulsivo

En la película protagonizada por Jim Carrey, un abogado miente y utiliza toda clase de argucias y argumentos retorcidos como medio habitual en su trabajo para lograr ganar todos los juicios. Esta película parece el guión al que responden algunos en la vida, mentir y mentir hasta que llega el momento en que la verdad tiene que salir a la luz. Recordemos: Nicolás Bartolomé Pérez, uno de esos 7 sabios firmantes de la famosa denuncia contra la llionpedia, o mejor dicho, contra Abel Pardo, se dedicó durante largo tiempo a presentarse como experto lingüista, apolítico, carente de más intención que defender el patrimonio cultural leonés y la tradición oral. Así se presentaba en todas partes y así era presentado por sus amigos y colaboradores de objetivos.

Ante tal panorama atacar a Pardo y todo lo que éste hacía con respecto a la lengua leonesa era tremendamente fácil: Pardo es político, Bartolomé no, Pardo busca objetivos políticos, Bartolomé -oficialmente- no, Pardo milita en un partido político, Bartolomé -oficialmente- no, Pardo es el secretario de Conceyu Xoven, Bartolomé fue miembro y se marchó -según su versión- por el giro que estaba tomando la organización. Esta estrategia a pesar de lo repetida y mañida tenía gran efectividad.

Pardo y entorno siempre le acusaron de asturianista, de en realidad no ser ningún experto y que su leitmotiv no era sino un fin político ideológico asturianista. Bartolomé contó con el apoyo incondicional de sus amigos, y a nivel mediático con Emilio Gancedo, que publicaba todo lo que el abogado quisiera o hiciera en su Diario de León.

Sobre la obra y milagros de Nicolás Bartolomé Pérez ya dimos buena cuenta de él en otras entradas y de cómo su intención ha sido que lo del leonés quede en manos de cualquiera menos en las de Pardo. O mejor dicho, en manos de asturianos. Todavía mejor dicho: en manos asturianistas. Esto último lo ha negado cientos de veces, en público y privado. Pero los hechos y el tiempo dicen lo contrario.

El pasado 7 de mayo Nicolás Bartolomé Pérez es nombrado académico de la academia de la llingua asturiana, institución pública que en realidad no deja de orbitar alrededor de un nacionalismo asturiano más o menos moderado y del que rehuyen todos los políticos locales para que no les identifiquen como asturianistas.

De ello, cómo no, aparte de ser una noticia muy de pasada en la prensa convencional, se han hecho eco todos los medios electrónicos del nacionalismo asturiano a bombo y platillo. Tremendamente recomendable la lectura de lo que se escribe, que a pesar de estar en bable se entiende muy bien:

Es lo que tiene ser amigo del presidente en la sombra de esa institución, otro nacionalista asturiano llamado José Luis García Arias. El gran acuñador de términos para referirse al leonés como lengua ástur (con acento en la a), como publicara en la revista de la asociación zamorana Furmientu, cuyos miembros también denunciaron a Pardo. Recomendable ver su última entrevista.


¿Pero todo esto qué tiene que ver con el leonesismo?

Aquí es donde comprobamos una vez más, que la mezcla de odio, supina ignorancia y total carencia de ideología leonesista dan como fruto el leonesismo político actual.

A las dos semanas de la destitución de Pardo como concejal, su sustituto, Javier Chamorro realiza consultas a los 7 sabios firmantes de la denuncia para saber qué narices hay que hacer con el leonés, buque insignia de la concejalía de Pardo. Los 7 sabios le dicen que lo quien tiene que dar los cursos son los asturianos de la academia, con todo lo que ello implica. Así lo requería Emilio Gancedo en uno de esos artículos que sospechosamente ahora no publica, denunciando la situación del leonés. Gancedo daba pelos y señales de todos los costes y puestos de trabajo relacionados con la enseñanza y promoción del leonés desde la concejalía de Pardo. Sospechosamente criticaba gastar dinero en ello ¡qué curioso!

Chamorro viaja a la capital asturiana, Oviedo, y se entrevista con los de la academia y les pide que den ellos las clases y, de paso, estrechar lazos con Asturias con eso del aniversario. Sí, queridos lectores, es comprensible que para muchos sea inimaginable que Chamorro haga tal cosa, que vale que igual no tiene muy claras las ideas o que le importe poco el leonesismo. Pero así fue.

Pero sucedió ALGO. Hubo una persona de esa academia, de la que no se dirá su nombre, a quien le pareció tremendamente extraño que todo un concejal, auténtico desconocido en esos temas, se presentara por su cuenta y riesgo allí para proponer un acuerdo de tal calibre. Y ante tanta extrañeza y viendo que no era sino algún tipo de jugada no solo contra Pardo sino también hacia las políticas de la propia academia que no tendrían más que problemas incluso legales, esta persona decide contactar con "otra persona" leonesa y encontrarse en un territorio neutral.

En esa reunión se debatieron los pros y contras de esa propuesta, las verdaderas razones de la misma, y sobre todo, si dejar en manos de un personaje como Chamorro temas tan complejos no sería como dar un hacha a un mono. Al final deciden no aceptar el acuerdo por todo lo negativo que implicaría. En la academia también cuecen fabes y almejes a mogollón con demasiadas salsas de intereses.

Los 7 sabios quedan perplejos, la noticia internamente corre como la pólvora. García Arias -el que manda en la sombra en esa organización- lo cuenta todo a Nicolás Bartolomé, y el estudiado en derecho lo cuenta a su vez al resto de amigos. Gancedo ni se lo cree.

A la semana siguiente, un Gancedo, todavía perplejo, entrevista a Javier Chamorro -entonces con una valoración algo más positiva sobre Pardo- y le pregunta sobre qué va a hacer en la concejalía de Pardo y con el leonés, y éste le responde indefinido; habrá que leerla de nuevo porque no tiene desperdicio.

Los contactos con los 7 sabios y con los asturianistas siguen. La nueva prueba es el curso de encuestadores que se hizo a través de la concejalía de cultura y patrimonio y de la que también dimos oportuna información. Lo que suceda de aquí a fin de legislatura será interesante de ver.

Si ya lo dijo Gancedo:

Sí al leonés. Y un sí sin dudas. Sí porque es un pequeño gran tesoro cultural. Sí porque resulta prestoso y revelador oírlo, allá donde todavía pervive, en forma de pal.luezu y de cabreirés, y en el resto de comarcas, donde ha pasado a enriquecer el vocabulario cotidiano con cientos de palabras arcanas y precisas. Sí porque es una joya lingüística. Sí porque nos informa de cómo evolucionó el latín en nuestra tierra. Sí porque nos enriquece.

Pero no cuando es un arma política. No cuando quienes se han arrogado la tarea de enseñarlo son comisarios políticos y no filólogos, no expertos. No cuando se desprecia al hablante real y se persiguen pueriles objetivos identitarios. Hay que partir de la base. Poco a poco y junto a los que realmente saben. Haciendo las cosas a modo. A modín.

Mientras tanto aquí tenemos a dos mentirosos compulsivos, dos abogados, dos personas con objetivos demasiado alejados de la pura defensa cultural. Aunque, lógicamente, todo lo anteriormente expuesto es mentira...eso dicen por ahí los 7 sabios. El tiempo dice otra cosa.

6 comentarios:

  1. ¡Mi madre! ¡Qué nivel de enajenación mental más grande! ¡Pero si no fue así!

    Por cierto, dicho curso de encuetación lo está realizando Alicia Valmaseda, la gran defensora de Pardo.

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  2. Pero vamos a ver; es Xosé Lluis García Arias; aquí y en la China Popular.

    Sin embargo, Abel Pardo firmaba como Abel "Uxeñu" Pardo Fernández.

    Joder, ¡qué mala es la envidida!

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  3. Los asturianos y sus asturianadas. Si al final todas las memeces que estamos padeciendo los leoneses van a venir de nuestros vecinos con la complicidad de los ineptos del ayuntamiento.

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  4. Hai quien lluche??16 de mayo de 2010, 22:30

    Algunos deberían hacérselo mirar porque sus comentarios son casi, casi, esquizoides.

    Si defender la identidad, lengua y cultura leonesas es "defender a Pardo" atacarle será atacar a todo lo anterior, así que a más de uno ¡se le vé el plumero!

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  5. Muy buen análisis con datos, pelos y señales. Finalmente se ve que todo el tema de la Llionpedia fue una trama hurdida por asturianistas radicales para impedir el gran desarrollo que estaba teniendo el leonés gracias a Abel Pardo. Y para ello contaron con envidiosos, que en el leonesismo hay y asgaya. Muy buena tu denuncia, y no tiene despedicio lo que dicen sobre "el asturinu de Lleón". Ya sabemos lo que nos podemos esperar con Bartolo y Chamorro: "Asturinu de Lleón".

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  6. del twitter de ricardo chao

    http://moby.to/3v26ze

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