sábado, 14 de noviembre de 2009

Por amor

Hoy mi espacio se lo dedico a otro gran defensor de la cultura e identidad leonesas, un hombre que promocionó a la gloria a muchos líderes culturales. Me refiero al periodista, escritor y documentalista Emilio Gancedo Fernández.

Gancedo estudia periodismo en la Universidad de Navarra, el gran proyecto educativo del Opus Dei. Supongo que tras tanto tiempo recibiendo doctrina del catolicismo prefiriera encontrar un equilibrio viajando a Cuba para participar en la Escuela Internacional de Cine y Televisión. sus comienzos en Diario de León se caracterizan por ser el único periodista que en ese momento da cierto eco al leonesismo y especialmente a los aspectos culturales. Contacta enseguida con Pardo y hace una buena amistad con el entonces concejal de juventud del ayuntamiento de León. Ni que decir tiene que hasta le dedica una entrevista monográfica al edil leonesista ensalzando su curriculum profesional y académico en un momento crítico para su futuro político como era la decisión de si iba en listas o no para esta legislatura. Llegó incluso a hacer una profundísima amistad con Diego González, filólogo de aquellas representante del Fueyu, con quien llegó a escribir un libro en conjunto.

Pero algo pasa justo en ese momento, justo en el momento en que sale concejal y anuncia que llevará el leonés a las escuelas. Gancedo, muta, permuta y metamorfosea. Pardo ya no es tan amigo. Hace mejores migas con otras personas, todas ellas con un criterio en común: odiar a Abel Pardo con todas sus fuerzas. Y Gancedo pasa de ensalzar a Pardo a cubrirlo de lodo todo lo que pueda y más. Comenzó su periplo dando eco a pequeños personajillos como Xosepe Vega, Ricardo Chao, Héctor García Gil (¿suenan los nombres de algo más reciente?) y otros pululantes que en esto de lo leonés parece que tienen algo que decir aunque en muchas ocasiones no sea nada. A través de estos señores Gancedo es invitado a Asturias, a Oviedo, a las grandes conferencias y macro-actos de la Academia de la Llingua Asturiana (entiéndase la ironía). Y allí, en el país de los tuertos, el ciego que es aplaudido se cree el rey. Cuan gusano que muda a polilla de armario, Gancedo se despoja de todo leonesismo y se une al nuevo asturleonesismo y al grupo de grandes críticos con Pardo.

Gancedo necesitaba un acto grande y que se hiciera en León. Se celebra el gran congreso (de nuevo otra ironía) de la ULE con el rimbombante título: el leonés en el siglo XXI. Y allí se dicen muchas cosas, todas ellas de autoconsumo. Pero llega el gran día: el día del debate entre asociaciones defensoras del leonés. Y allí estaba Gancedo presidiendo una mesa flanqueado por representantes de El Fueyu (Diego González), Furmientu (Alfredo Hernández ¿suena el nombre?) y Facendera pola Llengua (Xosepe Vega ¡qué casualidad! )Y lo que en principio era un simple debate se convierte en un mamporreo hacia el representante del Fueyu protagonizado por un violento Xosepe Vega que agarraba el micrófono desesperado mientras era cuestionado por el público. De ello tuver oportunidad de hacer presencia. El pobre González se vio acorralado por quien consideraba su amigo, traicionado y humillado, y es que para más inri él era el único filólogo sentado en la mesa.

Gancedo, cómo no, dedicó su particular espacio en prensa para dar su particular versión de los hechos en que quedaba claro que los del Fueyu, organización satélite de Pardo / Conceyu Xoven, destrozaban y manipulaban el leonés. Pero Gancedo es leonés y por lo tanto cobarde; firma por entonces como G. Fernández, adivinando que iba a recibir más hostias que durante su etapa en el opus dei por mentir. Así fue, cientos de críticas, personales y en prensa donde le bombardeo de cartas llegadas al Diario fue incensante según me cuentan. Era su primera noticia manipulada y acababa de quedar al descubierto.

A partir de ahí Gancedo ha seguido con una línea acabante en su propia tumba de credibilidad paralela a sus ataques hacia Pardo y al ensalzamiento de sus amigos pro asturleonesistas o lo que narices sean. Se une mediáticamente a su compañera de rotativo Cristina Fanjul, de la que otrora solo tuviera palabras de crítica y denostación en público y privado (sí, Emilio, no lo niegues en que aquella charla estábamos más de 3). Aplaude que Diario de León censure todo lo relativo al leonés. Y ensalza a gente como el doctor Morala, catedrático de la ULE que siempre ha afirmado que el leonés está muerto. Y todo por puro odio.

Entre ayer y hoy Gancedo ha culminado su faraónica obra de odio con sendos artículos (portada incluida) en que ataca precisamente lo que él tanto defiende: que se enseñe y difunda leonés a la gente. Repito, Gancedo es leonés, por ello es capaz de inmolarse con tal de dejar sin un dedo meñique a su enemigo. Y como buen asturleonesista que es prefiere que se impartan clases por asturianos con la excusa de que lo pagaría el gobierno de Asturias, y cuestiona la formación del profesorado de leonés acusándolo hasta de ser armas políticas. Todo argumento es válido.

Y ayer precisamente se presentaba el libro con las actas de ese mitificado congreso. Y si Gancedo señalaba que "Profesores de la Universidad desautorizan el leonés de Abel Pardo" como principal conclusión del libro, hoy La Crónica nos da una visión un "poco distinta". Me pregunto ¿quién miente?

Hace tiempo lei en bastantes sitios que Gancedo se había unido a ese grupo de seudo intelectuales leonesistas que en fondo son asturianistas y cuyo denominador común es odiar a Pardo. He leido mucho en la red, blogs, webs y otras páginas interesantes con fotos incluidas, muchas tremendamente reveladoras. Quizás hoy se confirmen esos rumores. En el leonesismo hay mucho buitre, pero también lobos con piel de cordero que incluso balan y hacen como que comen hierba. Hasta que les llega el hambre de verdad o el momento del esquile.

¡Pobre Gancedo! tiene muy mala memoria y no recuerda sus palabras, sus actos y sus escritos. Tengo ante mí el único libro que conozco donde Gancedo escribiera en leonés y.... ¡oh sorpresa con lo que me encuentro! leed vosotros mismos y juzgad:

Entre estas incoherencias se encuentran los dos puntos del diptongo en voces como rïalidá o llïonés , «en las que la diéresis resulta un rasgo gráfico fonéticamente redundante y superfluo, útil tan solo para identificar de inmediato a los usuarios de un determinado modelo de leonés, pero que carece de cualquier relevancia fonética». Pese a ello, la Universidad como institución sigue apoyando los cursos municipales, tal y como se observa en los carteles de promoción. (Diario de León, 13 de noviembre de 2009)

En rïalidá, el viaxe fou tan llargu que mui poucos residuos d'él quedánonse-y pegaos a la memoria.(El Dialecto Leonés edic. El Buho Viajero. Extracto del cuento en leonés de Emilio Gancedo Pratáu de Caldu . Página 146)

POR LA BOCA MUERE EL PEZ.

2 comentarios:

  1. Esta claro que nadie es profeta en su tierra. Emilio ha promocionado el leonés, y es lo que cuenta y es un escritor excelente.
    E. pasa de estos rollos marugildos,

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  2. upelismo y bolsillismos, con lengua leonesa por medio; nada de leonesismo

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